
La realidad china, desde el otro lado
El día está soleado, y no está tan fresco dentro de todo teniendo en cuenta que estamos en octubre y acá ya es casi invierno. Menos mal, no me gusta el frío. Después de un viaje de veintitrés horas por fin estamos en Beijing, o Pekin para los que hablamos español, y luego de tomar varios subtes por fin estamos en la puerta de la embajada argentina para tramitar la visa de Zhufen en donde puedo ver después de varios años la bandera de mi país ondear con el viento.
Zhufen: Esperá, ¿estás seguro que es acá?
Hernán: Claro, ahí está la bandera argentina
Zhufen: Si, pero las personas son todas iguales. Creo que todos ellos deben ser extranjeros que quieren viajar a la Argentina también.
Hernán: No, son todos argentinos
Zhufen: ¿Y cómo los reconocés? ¿De mirarlos nada más?
Hernán: No, es por el acento, no es igual al de otros países.
Tras esperar un rato en la cola llega nuestro turno y entramos. Adentro hay dos tipos de entre cuarenta y cuarenta y dos años más o menos.
Hombre (uno de ellos): Hola
Hernán: Hola, mucho gusto
Hombre: ¿Van para Argentina?
Hernán: Si. Bueno, ella es la primera vez que viaja y yo estoy volviendo.
Hombre: ¿Pero vuelven a China o ya se quedan allá?
Hernán: No estamos muy seguros ahora, pero lo que queremos es quedarnos un tiempo, un año al menos.
Hombre: Ni te conviene. No seas loco. Allá está todo mal. ¿Qué vas a ir hacer? Lo que te conviene es ir de visita y volver acá, porque allá está todo podrido.
Zhufen (hablándome a mí, que dos o tres palabras logró captar): acá a unas cuadras está la embajada del Congo, ¿por qué mejor no compramos un pasaje para ese país? Read More