Our wedding photos my dears!

Bueno, pues eso. Para los que no hablan inglés (y no quieren usar el traductor de Google), estas son las fotos de cuando nos casamos. En China las fotos son un negocio ultra lucrativo. Si me preguntan, creo que los celulares con cámara los crearon especialmente para los asiáticos. Si alguna vez se cruzaron con un grupo que japoneses, chinos o de gente de aquellos lugares que vienen de turismo, sabrán a lo que me refiero. Oh! Mira, un tacho de basura. Mira! Una piedra, que es igual a las piedras que hay en China, pero está tirada en suelo argentino! (click, click, click. Ruido de cámaras sacando fotos 🙂 ).

En China no es necesario esperar a un casamiento o una fecha especial para realizar un buen book profesional de fotos, cualquier fecha puede ser la mejor. Y no sólo eso, la forma en que promocionan todo es sencillamente espectacular. Ahora, y durante los próximos cuatro o cinco post les voy a mostrar nuestras fotos, las cuales están divididas en seis estaciones: el jardin, la playa, China clásica, arte, Europa clásica y celebración estilo occidental. Todo eso en sesiones de tres días. Terminamos muy cansados (al menos yo), pero creo que valió la pena. Espero que les gusten. Al final de todo les muestro un poco detrás de las escenas y les cuento también más acerca de la industria fotográfica en China.

Lo último, lo más importante y lo que siempre les digo: si nosotros pudimos, ustedes también pueden. No existen los imposibles, sólo hay que trabajar mucho y meterle muchas ganas. Y para aquellos que aún dudan acerca del verdadero amor, puede que esto suene muy estilo John Lennon, pero yo se los confirmo: este mundo aún tiene amor y es el sentimiento más grande que puede haber. Sólo hay que encontrar a la persona adecuada, y créanme, esa persona existe y está en algún lugar de este mundo.


















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En el campo chino

La última vez que vine a China fue por una razón totalmente diferente a la de ahora, y la experiencia sin lugar a dudas fue también muy diferente. Fue conocer otra cara de este enorme país, desde otra perspectiva. Es que los tres años anteriores me los pasé, por sobre todas las cosas, trabajando, y sobre todo en el ambiente en el que trabajaba, me hizo ver otra realidad, o quizás otra imagen de la misma moneda que a veces parece tan alejada que hasta por momentos me pregunto si realmente estuve en el mismo país.

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Básicamente antes estaba en la ciudad y ahora estoy en el campo, y antes vivía solo y ahora estoy en una casa de familia. La ciudad en la que vivía, Changsha, era una ciudad de las consideradas de nivel medio y debido a eso se veía un crecimiento casi frenético que por ejemplo no se veía en Beijing la cual es considerada una ciudad grande, y si bien crece como toda China ya no lo hace de forma tan acelerada. La realidad también era otra debido que al trabajar como profesor de idiomas me movía en un ambiente en el que casi todas las personas hablaban inglés, lo suficiente al menos para defenderse, y acá la verdad es que casi nadie habla ese idioma más allá de un hello o un thank you. Eso sí, al decir que vengo de Argentina me siguen respondiendo con “el fútbol en tu país es muy bueno” y “ohhh…Messi hen hao (Messi muy bueno)”.

Shilin, el lugar adonde estoy ahora, es un pequeño pueblo en la ciudad de Kunming, en la provincia de Yun Nan. En realidad el pueblo está a unos quince o veinte minutos de auto, yo estoy realmente en el campo, y digo de auto ya que ni siquiera hay colectivos que me acerquen ahí. Es increíble entonces pasar de una ciudad de rascacielos que día y noche no para de crecer repleta de pantallas led y colectivos estilo inglés de dos pisos a una ciudad en la que las casas aún siguen teniendo sus propias vacas y gallinas, y que ambos lugares estén separados tan sólo por una hora de viaje.

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Sin embargo, hay cosas que unen a las dos ciudades y a toda China, y es que cada una a su ritmo no para de crecer. Hace cuatro años cuando estuve acá todo lo que se veía eran cultivos y esa China idílica que uno imagina llena de campos de arroz e interminables plantaciones de todo tipo con las típicas casas de techos puntiagudos. Hoy de eso ya sólo debe quedar un cuarto, y es justo donde estoy yo, y estoy seguro que en unos años incluso va a ser menos de eso. Por supuesto que acá no se ven grandes edificios y no hay un subterráneo (metro) super moderno de treinta estaciones, aún, pero ya aparecen estas señoras casas y seguramente en unos años lo otro llegará.

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En la foto no se aprecia tanto, pero en la realidad es todo un barrio de casas tremendas.

La otra cosa que ambos lugares comparten es un optimismo en general de la gente y una enorme fe en el futuro, y es acá donde se ve la diferencia con nosotros. Es que en China es el gobierno el que toma las tierras y sin pedir permiso empieza a construir, algo que para nosotros sería visto como un atropello a los derechos humanos e individuales. Sin embargo, aunque la gente mayor no está del todo a favor la gente más joven está muy de acuerdo, en general, ya que ven en eso el progreso de su nación. Es entonces cuando reafirmo mi teoría de que no podemos juzgar todo con nuestra visión occidental, latinoamericana y argentina en mi caso, ya que muchas cosas que nosotros damos por sentado en esta parte del mundo no es así, y viceversa, y no significa que nosotros estemos bien y ellos mal, es simplemente diferente y hay que respetarlo.

La realidad es que China sigue estando en el foco de la tormenta, en el buen sentido, y si hay un momento para conocer este país creo que es este. Mientras tanto, vale la pena seguir disfrutando de esa parte tradicional que uno jamás verá en la mayoría de los paquetes turísticos.

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No soy fanático de los video juegos, pero cuando vengo por estos lugares no puedo evitar sentirme dentro del juego Zelda: Ocarine of Time

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Después de un arduo trabajo, nada mejor que disfrutar de un buen bowl de fideos bajo el sol.

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China capitalista, China comunista

Todos tenemos cosas que contar, todos tenemos nuestras historias. Recomendaría a todas las personas a que se animen a abrir un blog y se dejen llevar por la imaginación, generalmente el detrás de las escenas suele ser muy interesante. 

Hace unos días me llegó un mensaje de Alexandra de España mostrándome como China está influyendo en su país, especialmente durante estos últimos años. Como bien dicen, una imagen vale más que mil palabras así que veamos la infografía de abajo.

Cómo-China-y-el-idioma-chino-influyen-en-España

Creo que este es un perfecto ejemplo de lo que China es hoy en día y en lo que se está transformando. Más bien es un claro ejemplo del sistema que aplica el gobierno para su país. En mi opinión, China crece como crece porque no es capitalista, pero tampoco es comunista, China es China y ya. Claramente se puede ver como el turismo al país español aumentó de manera impresionante al igual que las compras de lujo. Esto se debe a que cada día hay más y más personas que logran pasar a formar parte de la clase media y del mismo modo, más personas alcanzan una clase económica alta o directamente se hacen ricos. Cientos o miles de pequeñas empresas se abren todos los días, y esto me tocó vivirlo en primera persona siendo yo mismo dueño de una tienda de libros y luego de una tienda de gorros. Para los que estamos acostumbrados a la burocracia argentina, a veces latina, en cuanto a papeles y trabas, China es casi un chiste, y mientras uno cuente con el capital necesario no hay impedimentos para abrir un negocio propio. Esto es, entre otras cosas, lo que hace que el país crezca, ya que trabajando duro y enfocándose en un objetivo, cualquier persona puede transformarse en un emprendedor. Por otro lado, si bien en China abundan las falsificaciones de productos de la marca que uno busque, en realidad los consumidores de los mismos somos nosotros los occidentales y no ellos. Por lo general a los chinos no les gusta comprar imitaciones de cosas aún si el producto cuesta la mitad que el original. Para un chino comprar algo de una marca implica haber alcanzado un cierto estatus, de ahí el aumento en las compras de lujo. Comprar un producto de una marca reconocida es mucho más que eso para ellos, es poder decir soy económicamente «libre» y puedo comprar esto. No comprenden cual es la gracia de usar algo que en realidad no pueden pagar.  

En las grandes ciudades se puede vivir un consumismo muy grande, algo bastante alejado de lo que es la cultura tradicional china. La gente se desespera por el último producto de Apple, los edificios de tecnología tienen miles de computadoras y artefactos de todas las marcas, modelos y colores, tiendas de Armani, Dolce & Gabanna, Adidas o Nike se deleitan con el bolsillo de los nuevos consumidores que ven a sus productos como un deseo y como había escrito en un post anterior, casi todo tiene un precio para poder entrar.

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No es la 5ta avenida, es un shopping en el corazón de Shanghai, la ciudad más cosmopolita de China

Si seguimos analizando la infografía podemos ver como hay muchísimas empresas españolas radicadas allá, y esto en realidad se aplica a todo el mundo ya que caminando por las calles uno se puede topar con tiendas o negocios en todo tipo de idiomas. Lejos de lo que muchos piensan, China hoy en día no es un país cerrado, en realidad es un país muy receptivo. También se puede ver como hay más y más empresas chinas en España, y esto, quienes presten atención se darán cuenta que también se aplica acá en Argentina. Solo por citar dos ejemplos están el banco ICBC y la automotriz Chery. Es que mientras los extranjeros de otras naciones suelen viajar de vacaciones, los chinos lo suelen hacer en plan de negocios.

Algo en lo que nos llevan años luz es al uso que le dan a internet. Mientras acá en Argentina seguimos dudando si hacer una compra online es seguro, en China no solo compran, también pagan todo y hacen las transacciones que necesitan. Es de lo más común comprar un pasaje de avión o de lo que sea sin pasar por ninguna agencia, solo a través de internet y pagarlo directamente cuando el correo lo deja en el domicilio de uno. Hay infinidad de empresas con cientos de trabajadores que solo tienen un página de internet y muchísimas personas viven, y muy bien, vendiendo productos en Tao Bao, el Mercado Libre chino.

Por estas razones, como se puede ver, la demanda para estudiar el idioma chino aumentó bastante, y curiosamente, también aumenta el número de chinos que aprenden español. El mandarín es el idioma más hablado del planeta, aunque esto se debe a que China es el país más poblado. En realidad le falta mucho para transformarse en un idioma global y en rigor de verdad, el idioma más internacional, el idioma de los negocios sigue siendo el inglés, y los chinos mismos lo saben. En un futuro, las próximas generaciones quizás sean bilingues o casi ya que cada día es más común que desde el jardín de infantes los chicos tengan clases de inglés con profesores extranjeros (ahí tienen una buena fuente de trabajo los que quieran ir y probar algo distinto). De todas formas, hablar chino y aprenderlo desde ahora podría abrir varias puertas ya que definitivamente el gigante asiático está lleno de oportunidades y es ahí donde está todo por hacer. Los que hayan leído mi libro habrán visto una foto de Shanghai en la que puse que los grandes rascacielos parecieran recibirlo a uno a la tierra de las oportunidades como lo hace la estatua de la libertad en Nueva York. No creo que el sueño americano esté terminado, pero definitivamente ahora hay un sueño chino.

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Ahora, viendo todo esto uno quizás se pregunte donde está la parte comunista, y acá está la clave en mi opinión de porque China crece así. Es debido al sistema que aplica. Si bien el Estado da muchas oportunidades a los extranjeros para que puedan invertir en su territorio, indefectiblemente siempre les va a dar una gran prioridad a sus ciudadanos. Es verdad que muchos ganan muchísimo dinero y muchos otros ganan menos, pero es difícil ver a una persona sin trabajo por ejemplo ya que el Estado algo en algún lugar le va a conseguir. Si bien un salario chino no es competitivo a nivel internacional, la economía es perfectamente estable y casi se mantiene al margen de las crisis económicas que suceden de puertas para afuera. Alquilar una casa es accesible a cualquiera, nuevamente sin grandes complicaciones de papeles. Alguien que sea estudiante puede alquilar una casa tranquilamente y ahorrarse la mitad del sueldo. La economía por lo general está controlada y es accesible a todos. Esto genera que las personas de muy jóvenes aprendan a tener responsabilidades soportando su vida y al mismo tiempo, en la libertad de vivir solos comiencen a formarse los futuros emprendedores. Acá en Argentina mucha gente se queja acerca de los planes sociales y para sorpresa de muchos, en China también los hay. La diferencia está en que si bien el Estado da, también pide, nada es gratis. Uno puede tener trabajo aún si no tiene educación ni estudios. Se puede ver gente limpiando las calles por las noches por ejemplo, siempre hay algo para hacer, pero uno lo tiene que pagar. Es que el Estado es bien consciente que no sirve de nada una persona sin producir, sin hacer algo. El país es un equipo y para ganar el partido es necesario que todos, desde su posición, aporten algo. Pero al mismo tiempo que el Estado da, también penaliza. No hay excusa para no hacer algo y ganar dinero por cuenta propia, por eso las leyes son muy duras. Uno puede pasar de meses a años en la cárcel por ser un simple ladrón. China, creo yo, es un país en el que el ladrón sabe lo que le puede pasar. Caminar por las calles es igual que hacerlo por Argentina, no está lleno de policías ni fuerzas armadas, para nada, sin embargo se respira una gran seguridad, es que si uno comete un acto que interrumpa el ciclo «normal» de la sociedad, sabe que las va a pagar. Entre otras cosas, están prohibidas las armas y por esa razón es muy raro ver casos de inseguridad que incluyan asesinatos.

El comunismo también se ve en el control entre comillas que ponen sobre las personas. Por ejemplo, siendo Argentino yo podría viajar a gran cantidad de países sin siquiera necesitar una visa, pero en el caso de los chinos creo que necesitan pedir una visa para cualquier país que quieran visitar. Del mismo modo cualquier persona que quiera visitar el país va a necesitar una visa sin importar de donde uno sea. Ahí no se aplica la ley del privilegio solo por ser de Estados Unidos, Inglaterra o Canadá, todos son iguales ante la ley. Curiosamente, metiendo mis narices por ahí vi una vez que un norteamericano debía pagar más dinero por una visa de ingreso a China que lo que pagamos los argentinos.

Lo curioso es que el comunismo no solo se ve en ciertas cosas del Estado, también se ve en la sociedad misma, por eso cuando uno puede ver en los medios a personas o gobiernos pidiendo una democracia en el gigante asiático es en realidad muy difícil ya que para eso habría que cambiar a la sociedad que en buena parte no quiere y no le interesa aplicar un sistema o ideología extranjero que no le pertenece. En cierto modo, ellos tienen su democracia. No es raro que por ejemplo las empresas compartan con los empleados parte de las ganancias a fin de año en febrero, y aún si no lo hacen siempre entregan el famoso sobre rojo con unos billetes adentro del que hablaremos en otro post. Esto, para aquellos que presten atención, se puede ver también a la hora de la comida en la cual en vez de poner un plato individual se colocan muchos platos en el centro de la mesa y todo se comparte.

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La razón principal del crecimiento chino, creo yo, es que el Estado aplica su propio sistema tomando lo mejor de otros lugares pero aplicándolo a su propia cultura sin dejarse presionar por otras naciones o por las grandes potencias extranjeras. Ya lo dije con anterioridad pero acá va una vez más, si hay un momento para visitar el gigante asiático es este, y todo eso que uno lee acerca de que China será la gran potencia mundial, a menos que suceda una invasión extraterrestre o una catástrofe inesperada (nadie está exento de nada), es al caminar por sus calles cuando uno se da cuenta que tales predicciones parecen ser las acertadas.

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La infografía del principio fue hecha por la Academia China Culture: http://www.aprenderchinomandarin.com

 

Por propuestas editoriales en revistas, periódicos o algún otro medio, entrevistas o propuestas de proyectos, también podés contactarme/nos haciendo clic acá.

Esas sorpresas chinas

En China hay muchos templos a los cuales sacar fotos, monjes budistas y paisajes de montañas místicas. Pero en el gigante asiático también hay comidas, y no siempre son comidas con historias de doscientos años o de dinastías antiguas. De hecho, muchas de ellas no son lindas ni ricas, al menos no son ricas a nuestros ojos occidentales, porque la comida primero se come con los ojos, pero está bien, justamente de eso se trata. Cuando uno viaja a otro país lo mejor es dejarse sorprender. ¿Quién puede decir lo que está bien y lo que está mal? El otro día, hablando con un amigo surgió la conversación y yo le dije, que cada vez que voy a un lugar nuevo, lo que más me gusta es salir a caminar, explorar y dejarme sorprender, y por esa razón no encontré todavía un lugar que lo pueda definir como aburrido. Si voy a viajar para quedarme adentro de un hotel prefiero quedarme en casa.

Una noche, tras varios meses en China salí a caminar por la peatonal del centro de la ciudad, calle que ya había recorrido cientos de veces y que recorrería mil veces más en el futuro. Pero esa noche algo había de distinto. Para llegar siempre tomaba un colectivo (autobús lo llaman algunos) unos quince minutos. Sin embargo esa noche las calles estaban atestadas de gente. En China siempre hay mucha gente, pero entiéndase, esa noche había mucha gente.

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Por esta razón a mitad de camino decidí bajar y seguir mi camino a pie ya que, realmente, de esa forma iba más rápido. Claro, estábamos en fechas cercanas al festival de medio otoño, festividad del cual hablaremos algún día, y cual si fuera año nuevo, toda la gente salía a la calle a festejar y disfrutar. Las parejas aprovechaban la ocasión para salir a caminar tomados de las manos (nunca besándose, no señor, eso no se debe hacer en público), los chicos aprovechaban la ocasión para salir a jugar por la noche y los extranjeros aprovechábamos la ocasión para tomar fotos a esas cosas «extrañas» que no encontraríamos en nuestros países.

A medida que iba llegando a la mitad de la peatonal una música con aires bien distintos a lo que uno suele imaginar acerca de China se iba escuchando más fuerte, y cual si fuera el flautista de Hamelin, parecía atraer a todas las personas. Hipnotizado por el sonido yo también me fui acercando y al llegar me topé con una especie de feria de colectividades chinas, específicamente del rubro gastronomía. Se habían congregado ahí varios puestos de comida provenientes de distintos puntos del país y esto era lo que más atraía a la gente. Al ser China un país tan grande  y tan rico en cultura sería imposible clasificarlo o encasillarlo en algo, y lo que se hace en un lugar, en el otro es totalmente lo opuesto. Hay regiones en las cuales solo se comen comidas saladas, otras en las cuales los dulces son la especialidad y en el caso del lugar donde vivía yo, la cocina picante era, diría, lo que toda la gente comía. Nuevamente, picante es una cosa, pero cuando uno se encuentra en la ciudad en la cual se cocina la comida más picante de China (dicho por ellos mismos), bueno, eso es otra cosa, y fue la razón que me obligó a pasarme casi un mes entero comiendo en Mc Donald’s todos los días.

Debo admitir que mis primeros pasos en China generaron en mi un sentimiento de sorpresa natural al encontrarme en un lugar en el cual no podía ni leer el nombre de las calles, pero luego caí en una pequeña desilusión. Restaurantes como Mc Donald’s y sus derivados chinos parecían florecer junto a las bebidas de Coca Cola, los carteles de Nintendo, de Microsoft y la música de los Backstreet Boys. Creí que eso que me mostraban en televisión, esa mundo tan distinto, no existía más y había finalmente sucumbido ante el poder del consumismo. Claro, es que aún no conocía nada y como todo, para conocer más necesitaba adentrarme.

Tiempo más tarde comprendí eso de las regiones y como a pesar de ser un solo país, cada lugar tiene su sello propio. En cierto modo, algunas ciudades o provincias tienen una cultura tan marcada que si no fuera porque en la escuela todos estudian el mismo idioma uno podría pensar que se encuentra en otro país u otro reino. Comprendí entonces que, definitivamente, en televisión y en los medios nos suelen mostrar las cosas distintas haciendo casi un estereotipo de todo, pero no todos comen perro, insectos o cosas por el estilo. De hecho, la mayoría no lo hace y les parece tan horrendo como a cualquier extranjero occidental. Por eso, en esta ocasión en la cual habían colocado pequeños puestos de comida de distintos lugares todos se acercaban a curiosear un poco, y al toparse con el siguiente cuadro no dudaban en sacar sus cámaras y porque no, comerse algún gusanito.
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Algunos de estos puestos venían de la provincia de Xin Jiang, al noroeste del país, y uno solo de acercase ya notaba la diferencia. Estas personas tienen su propio dialecto que es más parecido al idioma árabe que al chino en sí mismo. Además, la música que suelen escuchar es más bien del tipo disco/boliche y sin lugar a dudas invita a uno a mover el esqueleto. Los vendedores siempre suelen estar animados y bailando. Pero no solo culturalmente son distintos al resto del país, físicamente también lo son y muchos de ellos incluso llegan a ser casi rubios con ojos verdes. En más de una ocasión me pasó de cruzarme con uno y que al hablarle en inglés me mirara con cara de loco respondiéndome en algún dialecto de aquellas tierras. Sin embargo, hay algo que los distingue aún más sobre el resto de los chinos: estos sí pueden pronunciar la letra R.

Y así terminó aquella noche para mí, descubriendo una vez más algo nuevo de aquel maravilloso país y como siempre, disfrutando cada cosa. En todo sentido.

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Como es estudiar en China (parte 2)

Trabajando como profesor me tocó ver que escuelas de idiomas hay literalmente por todos lados. Lo interesante de ellas es que  la gran mayoría no se dedica a dictar clases solo de inglés por ejemplo, sino que tienen profesores de casi cualquier idioma. Creo que no tengo que decir que chinos hay por todo el mundo y seguramente esta debe ser la razón para que haya tantas escuelas de idiomas, ya que no importa adonde vayan siempre van a poder aprender aunque sea algo de la lengua del país al que estén viajando. Surgen aquí nuevamente las curiosidades ya que por lo general todas las escuelas tienen al menos un profesor chino que enseña un idioma y otro nativo de ese idioma. Esto lo hacen así porque ellos saben que por más que alguien aprenda un idioma, hay palabras, expresiones, formas de hablar, que son muy difíciles de copiar y que solo las sabe alguien nativo. Por esta razón las clases con profesores chinos suelen ser gramaticales y las de profesores extranjeros conversacionales. 

Junto a dos pakistaníes: Robin y George (quienes probablemente se llamaban Muhammad Afzal Zullah y Nasim Hasan Shah, o bueno, algo así)

Junto a dos pakistaníes: Robin y George (quienes probablemente se llamaban Muhammad Afzal Zullah y Nasim Hasan Shah, o bueno, algo así)

En estas escuelas, y por los motivos mencionados arriba, también es posible conocer a personas de todo el mundo, aunque claro está, el ámbito es totalmente distinto. Las citas dejan de ser partidos de fútbol  y dejan su lugar a cenas o noches en un karaoke, lo cual merece un post aparte.

Sin lugar a dudas, el idioma más estudiado en el gigante asiático es el inglés, pero curiosamente el español viene aumentando su nivel de popularidad. Las razones son simples aunque nosotros no las veamos. Para gran cantidad de chinos el futuro del mundo está en América Latina y China, ellos lo piensan desde ahora y desde ahora comienzan a viajar a nuestras tierras para intentar hacer negocios. La respuesta es un SI, este es el momento de subirse a la ola. Por este motivo muchos comienzan a aprender español y, supongo que para nosotros, también sería una buena oportunidad para aprender chino. Read More

Como es estudiar en China (parte 1)

Sin lugar a dudas la educación en China es muy pero muy distinta si la comparamos con la Argentina. No digo mejor ni peor, digo distinta. Creo que tampoco hay dudas acerca de esa frase que dice que la educación es la base del crecimiento de un país. ¿Cuántas veces uno ve o lee acerca del gran crecimiento que está teniendo China? Solo en términos de economía, China es hoy por hoy la segunda potencia económica, habiendo superado a Japón y, según los que saben, alcanzará a los Estados Unidos en unos años. Por lo general la gente piensa que el país es ultra moderno e industrializado, y se sorprenden cuando se enteran de que en realidad al menos el cincuenta por ciento (en mi opinión mucho más) no solo que no vive en grandes ciudades, si no que vive en el campo. ¿Cómo es posible entonces que con una población de tan alto porcentaje siendo campesina el país tenga el poder que tiene? Bueno, entre otras cosas, desde hace muchos años se modificó el sistema educativo en China y la mayoría de los jóvenes de hoy en día, sin importar si viven en el campo o la ciudad, casi diría que ni se les cruza por la cabeza no estudiar en la universidad, aún siendo del campo. Bueno, no demos más vueltas así les cuento como es estudiar en China, desde la perspectiva de alumno que fui y de profesor que también fui.

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Cuando llegué a China solo tenía tres meses de estadía. Cuando se me acabó ese tiempo viajé a Hong-Kong para pedir una nueva visa, la cual me decían que iba a ser de seis meses o un año, pero para mi sorpresa fue de solo un mes. En el gigante asiático «no se jode» con la ley, las leyes son muy duras y se respetan por lo cual quedarme ilegalmente no era una buena opción. En ese mes, y como solución final me anoté en una universidad para estudiar chino para obtener así una visa de seis meses y comencé de ese modo a descubrir la espectacular experiencia de ser estudiante extranjero por allá. Read More

Perdido y sin dinero en China

Si bien durante mis años viviendo en China viajé por varias ciudades, había un lugar adonde yo vivía, mi casa, mi punto central, la ciudad adonde trabajaba y a partir de la cual me movía y volvía. Esta ciudad se llamaba Changsha, un lugar muy poco conocido por estos lados. De hecho esta ciudad es tan poco conocida por acá que cuando compré mi pasaje en una empresa, la chica que me atendió tuvo que buscar en su computadora para ver si había alguna conexión o algo que me pudiera llevar desde Buenos Aires hasta allá porque en su vida la había escuchado nombrar. Es curioso porque en dicha ciudad estudió la universidad Mao Tse-tung, el padre del comunismo chino y también yo. Obviamente no voy a pretender que sea conocida por mí, aunque muy probablemente luego de esto algunas personas la van a buscar en Google. Las curiosidades de la vida. 

En Changsha las estatuas de Mao pululan

En Changsha las estatuas de Mao pululan

Obviamente en China sí es muy famosa ya que Mao es su prócer más famoso, respetado por el noventa por ciento de los chinos y llevado al nivel de un semidiós (sin exagerar) por las generaciones de antes y los más nacionalistas. Es algo parecido a lo que pasa con Messi, pero eso es otra historia. Read More

La realidad china, desde el otro lado

El día está soleado, y no está tan fresco dentro de todo teniendo en cuenta que estamos en octubre y acá ya es casi invierno. Menos mal, no me gusta el frío. Después de un viaje de veintitrés horas por fin estamos en Beijing, o Pekin para los que hablamos español, y luego de tomar varios subtes por fin estamos en la puerta de la embajada argentina para tramitar la visa de Zhufen en donde puedo ver después de varios años la bandera de mi país ondear con el viento.

Zhufen: Esperá, ¿estás seguro que es acá?
Hernán: Claro, ahí está la bandera argentina
Zhufen: Si, pero las personas son todas iguales. Creo que todos ellos deben ser extranjeros que quieren viajar a la Argentina también.
Hernán: No, son todos argentinos
Zhufen: ¿Y cómo los reconocés? ¿De mirarlos nada más?
Hernán: No, es por el acento, no es igual al de otros países.

Tras esperar un rato en la cola llega nuestro turno y entramos. Adentro hay dos tipos de entre cuarenta y cuarenta y dos años más o menos.

Hombre (uno de ellos): Hola
Hernán: Hola, mucho gusto
Hombre: ¿Van para Argentina?
Hernán: Si. Bueno, ella es la primera vez que viaja y yo estoy volviendo.
Hombre: ¿Pero vuelven a China o ya se quedan allá?
Hernán: No estamos muy seguros ahora, pero lo que queremos es quedarnos un tiempo, un año al menos.
Hombre: Ni te conviene. No seas loco. Allá está todo mal. ¿Qué vas a ir hacer? Lo que te conviene es ir de visita y volver acá, porque allá está todo podrido.
Zhufen (hablándome a mí, que dos o tres palabras logró captar): acá a unas cuadras está la embajada del Congo, ¿por qué mejor no compramos un pasaje para ese país? Read More

Saltando la Gran Muralla China

Es probable que lo sepas, pero también es probable que no. Primero debo aclarar, este post va a estar dividido en dos partes, y es totalmente necesario hacerlo así para lograr entender un poco más la mentalidad y el pensamiento chino y, en cierta forma, creo yo, una de las razones por las que con tan solo sesenta y tres años China es hoy la segunda potencia mundial.

Esta primera parte va a estar dedicada a la censura, y de paso va a servir como guía para todos aquellos que estén por viajar al gigante asiático. Cuando uno llega al país, enciende su computadora y se conecta a internet quizás quiera ver su seria favorita o lo que pasó en la semana a través de youtube. Entonces abre la página y sale un cartel que dice que no se puede conectar y que la página no existe. Bueno, será que la están actualizando piensa uno. Llega entonces la hora de colgar las fotos que sacó en facebook para mostrarle a sus amigos. Abre la página y otra vez lo mismo. Ya un poco nervioso piensa: bueno, me voy a entretener viendo los tweets de la farándula o si el dólar blue sigue al mismo precio, y al poner twitter este tampoco se abre, y es en se momento, justo cuando se da cuenta de que ya no va a poder ver los comentarios de Jorge Rial o la bombas de Luis Ventura, que uno piensa seriamente en tomar el teléfono y comprar un pasaje de vuelta. Read More

La prueba de la bebida

Si vos te querés hacer el que toma mucho, andate a China y si pasas la prueba me contás. Yo soy el típico que toma cuando lo invitan, generalmente en reuniones sociales. Si es por mi cuenta la verdad es que no consumo alcohol, y esto si bien no puedo decir que fue un problema, fue al menos un cambio que tuve que hacer para adaptarme a una cultura nueva.

Para empezar aclaremos, los chinos suelen tomar un vino blanco llamado baijiu, que es lo más fuerte que yo tomé en mi vida. La mencionada bebida tiene una graduación de alcohol que ronda entre el 52 y el 54%, y es literalmente tomar alcohol puro, no tiene sabor. Yo pensaba porque no iban a la farmacia directamente a comprar una botella de alcohol etílico que era más barato y el gusto era prácticamente el mismo. Read More